9/4/08

MARROQUÍES EN ESPAÑA



INMIGRANTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
- Información y testimonios -


La inmigración siempre representa un impacto para el país de acogida, que afecta a la actividad económica y a las relaciones sociales. Marruecos, vecino incómodo para España a lo largo de sus respectivas historias es, en estos momentos, uno de los países con más actividad migratoria hacia el continente europeo, quedándose muchos marroquíes –por cercanía y raíces históricas- en suelo español.


En los últimos años, la población marroquí en España se ha incrementado casi exponencialmente, lo que constituye un fenómeno sin precedentes. Desde una perspectiva amplia, interesa estudiar el nivel de adaptación de la población inmigrante marroquí a nuestra realidad social, tanto más cuando el inmigrante posee una cultura radicalmente diferente. ¿Cabe hablar de verdadera adaptación?, ¿y de convivencia espontánea?, ¿qué hábitos y costumbres son modificados?, ¿cómo evolucionan las ideas de los inmigrantes en nuestro suelo? Estas y otras cuestiones están ahora mismo siendo estudiadas desde numerosas perspectivas. Aquí haremos un acercamiento antropológico a dichos problemas.


En efecto, la cultura es la base sobre la que un pueblo construye su identidad, tanto en los límites territoriales de sus fronteras como en la actividad migratoria. El hombre emigrante no sólo busca una mejor calidad de vida, más oportunidades o, simplemente huir de una realidad social que no le satisface. También es portador de un acervo cultural que lleva allí donde se asiente. Habitualmente se identifica esta cualidad con el idioma, verdadera barrera de relación personal; pero se ha demostrado que, a la larga, la lengua materna no constituye un obstáculo, sino más bien una posibilidad, por el esfuerzo intelectual que debe hacer el emigrante por comprender y expresarse en una nueva lengua. Más bien, el obstáculo podemos hallarlo en la identidad cultural del individuo. No podemos olvidar que la cultura modela el comportamiento humano desde el mismo nacimiento de éste. Y que las costumbres, usos y modos, pueden establecer abismos casi inabarcables entre distintas culturas.


No vamos a exponer aquí las relaciones culturales entre Marruecos y España, pero sí diremos que, aunque éstas son antiquísimas, no por ello se ha comprendido mejor al país vecino. Cabe ahora afirmar que el esfuerzo por comprenderlo se ha incrementado notoriamente, como constatamos al observar las cada vez más numerosas actividades culturales hispano-marroquíes, la potenciación de las exportaciones-importaciones, la divulgación en territorio marroquí de la lengua y cultura españolas mediante el Instituto Cervantes, las activas Cámaras de Comercio con intereses internacionales, etc. Pero aun así, para el español corriente, el pueblo marroquí es un auténtico desconocido.


En esta situación, los inmigrantes de Marruecos buscan acomodo en una sociedad que se siente vulnerada en su estructura social básica, por la presión continuada de una inmigración –legal e ilegal- que no se sabe como frenar. Si algunas fuentes cifran en tres millones de inmigrantes –en el conjunto internacional- los que han entrado en los últimos diez años, otras afirman que en los próximos diez años se incrementará la población inmigrante en cerca de diez millones de personas, lo que representaría casi la cuarta parte de la población total de España.


Cifras y problemas políticos aparte, lo cierto es que los españoles no pueden mirar para otro lado cuando se habla de ciudadanos de otros países, muchos de ellos ciudadanos del Reino de Marruecos.


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