19/4/08


HISTORIAS DE INMIGRANTES

ABDESLAM:
Abdeslam fue un inmigrante marroquí en España que tuvo que volver a Marruecos. Nació en Tetuán, es soltero y sin hijos. A los 20 años cruzó el Estrecho por primera vez, con su padre, de vacaciones. De allí volvió con la idea de regresar algún día a España, “el paraíso deseado”, para ganarse la vida. Tras algunos trabajos duros, Abdeslam descubrió que su sueño estaba equivocado. Apenas tuvo oportunidades, y tras quedarse solo, sin su padre, no tuvo más remedio que sobrevivir como pudo. Al final acabó traficando con drogas y fue encarcelado y devuelto a Marruecos hasta en tres ocasiones.

Ahora, de nuevo en Marruecos, debe ganarse la vida trabajando en un mercadillo, vendiendo ropa. Sin embargo, aún alberga esperanzas de poder encontrar su anhelado paraíso en España. Puesto que Abdeslam apenas habla español, nuestro amigo Jad se ofreció para ayudarnos a entender su historia.

HADIYA
Hadiya fue una inmigrante marroquí en España que tuvo que volver a Marruecos. Nació en Tetuán, se casó a los 11 años y a los 15 emigró, ya divorciada, a España. Aunque nunca tuvo hijos, trabajó en España cuidando niños y ancianos, limpiando casas o encargada de las labores propias del hogar. Así estuvo en familias de Madrid, Valencia y Andalucía. Al final completó 26 años en España trabajando sin descanso, aunque con la fortuna de hacerlo con los contratos pertinentes y los pagos asociados a la seguridad social. En unas vacaciones, de visita a su familia de Marruecos, cayó en una repentina enfermedad, que le impidió regresar aquella vez a España. Tras años de tratamiento, sin poder disfrutar de la seguridad social española a la que tenía derecho, acabó por invertir todos sus ahorros. A su vez, la dependencia y la necesidad continua de atención por parte de su madre de 93 años, de su marido inválido y de su hermano también enfermo, la alejaron definitivamente de la posibilidad de regresar a España, ni siquiera para pedir la nacionalidad o la pensión a los que tiene derecho.

Ahora, con 63 años, sobrevive vendiendo pan y cartones de huevo en un pequeño restaurante de Tetuán, tratando de reunir dinero para alimentar a su familia. Trabaja 16 horas diarias, y al llegar a casa debe encargarse de los suyos. Aún la dureza de su vida, sin saber leer ni escribir en árabe y sin estudio alguno, Hadiya mostró en todo momento una memoria y una sensatez realmente envidiables. Esta desgarradora historia podría tener un final feliz con un poco de ayuda. Su historia merece ser escuchada.

IMAD
Fue un inmigrante marroquí en España que volvió a Marruecos. Nació en Tetuán, y se fue con 17 años a España a estudiar en la Universidad. Comenzó en Cádiz, donde estudió y trabajó para ganarse la vida.

Posteriormente se fue a Alicante y volvió a Andalucía para seguir estudiando en Sevilla. Siempre tuvo presente probar suerte en su país natal, y al poco tiempo le surgió la oportunidad en una fábrica de calzado, en un buen puesto de gestión y administración. La experiencia le sirvió para crear su propia fábrica en Tetuán, donde reside, aunque viaja habitualmente a España por motivo de negocios y a visitar a sus amigos de Cádiz.

JAD
Jad quiere venir a España a ampliar sus estudios de doctorado. Nació en Tetuán, y estudió Filología Hispánica en la Universidad Abdelmalek Essadi.Jad es un enamorado de la historia y cultura española desde muy joven. Ha leído varias veces el Quijote, así como a la generación del 27, y las principales obras de la literatura en lengua española y francesa. Sigue con frecuencia la política y la actualidad españolas, además es un forofo del Athletic de Bilbao. Sus conocimientos de España superan con creces los de cualquier español medio.

A pesar de todos sus esfuerzos, no ha conseguido un apoyo económico que le permita conocer en persona aquello que siempre estudió, nuestro país y, más concretamente, la comunidad andaluza. Su dominio de las culturas, de la política y de la literatura asombrarán a todos cuantos tengan la suerte de conocerle.

RUTH
Ruth es una inmigrante española en Marruecos. Nació en Canarias, y salió por primera vez de casa hacia Madrid, para estudiar en el Conservatorio de Música. Vivió y trabajó en Madrid, Zaragoza y durante muchos años en Andalucía (Córdoba, Sevilla, Granada, Málaga,...), donde se enamoró de un inmigrante marroquí. Tras varios años de relación, la cultura marroquí comenzó a adueñarse de Ruth, que decidió probar suerte e irse a vivir y trabajar a Tetuán.

Al terminar la relación, Ruth se estableció completamente en Marruecos, donde ha restaurado una antigua casa perteneciente a un visir, y la ha transformado en un pequeño Hotel Restaurante, muy valorado por los propios marroquíes que lo frecuentan. La experiencia le ha servido para crear también su propia empresa de restauración.

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